Los californianos han votado en contra de suspender la ley sobre cambio climático en la consulta realizada el martes sobre la Proposición 23, con el 59 por ciento de votos en contra y el 41 por ciento a favor.
El ex vicepresidente Al Gore instó a rechazar una propuesta electoral de petroleras texanas que buscaba desmantelar la ley ambiental de California, la más estricta contra la contaminación en EE UU.
La llamada Proposición 23 era obra de las petroleras Tesoro y Valero y de los hermanos magnates multimillonarios energéticos Charles y David Koch, del estado de Kansas, conocidos ultraderechistas que están detrás de todas las campañas del negacionismo, incluido el Gabriel Calzada de la ultraderecha española.
Encabezadas por Exxon Mobil, Conoco Phillips, Chevron, BP, y la menos conocida Koch Industries –propiedad de dos hermanos multimillonarios patrocinadores del Tea Party–, las empresas de energía han dedicado una cifra astronómica de 453 millones de dólares (325 millones de euros) a las actividades lobbistas en los dos últimos años, con el fin de convencer a miembros de la Cámara y senadores para que rechacen las medidas para reducir las emisiones.
Koch Industries –matriz de empresas en Barcelona como Invista y Georgia Pacific, que fabrica papel higiénico de la marca Delica y Colhogar– es la reina del lobby negacionista. Encabeza el ranking de contribuciones directas a los partidos, según datos del Centre for Responsive Politics en Washington. El 89% de esas ayudas van a republicanos que han bloqueado las medidas de Obama.
David Koch es el presidente de Americanos por la Prosperidad (AFP) y organiza el llamado Hot air Roadshow, que recorre EE. UU., a veces en globo, insistiendo en que los datos científicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) es "aire caliente" (es decir, falsedades palabrería).
Otro director de AFP, Art Pope, presidente de la red de grandes superficies Variety Wholesalers, ha desembolsado millones de dólares en Carolina del Norte para atacar a dos candidatos demócratas que defienden restricciones del CO2. "Antes nos preocupaba Exxon cuando financiaba el negacionismo, pero AFP es mucho peor", dijo DeMelle.
Gabriel Calzada, presidente del Instituto Juan de Mariana en Madrid, volvió a la carga con un artículo en el diario Orange County Register que advierte que "California puede sufrir el mismo dolor que España" si la proposición 23 no obtiene la mayoría. Su advertencia se basa en un "estudio" que él mismo elaboró el año pasado y que daba supuestas pruebas de que los incentivos a la energía limpia en España habían destruido 2,2 puestos de trabajo por cada empleo verde creado.
Hasta el periódico The Wall Street Journal, muy escéptico con el cambio climático, cuestionó el rigor del informe. Pero, la máquina negacionista estadounidense aprovechó una rara oportunidad de traer a un "experto" europeo tan dispuesto a maquillar los números como ellos. Calzada fue invitado a ser entrevistado por los cabezas parlantes del Tea Party en el estudio de Fox News en Los Ángeles, incluido el histriónico Glen Beck.
La visita del español a EE.UU. fue organizada por la Alianza de Energía Americana, una agencia creada por las grandes petroleras, y la Cámara de Comercio. Calzada luego fue invitado a una conferencia en Chicago por el Instituto Heartland, otro think tank negacionista que, según Desmogblog, ha recibido millones de dólares de Exxon Mobil y de los hermanos Koch.
Gabriel Calzada es socio del Centro por una Europa Nueva, un think tank negacionista en Bruselas que, según Greenpeace, ha recibido 170.000 dólares de Exxon Mobil. Su instituto en Madrid mantiene estrechos vínculos con el Competitive Enterprise Institute (CEI), financiado durante años por Exxon Mobil.
Calzada basó en fuentes del CEI un artículo que hizo en enero pasado, titulado "Las mentiras del cambio climático". Denunció una conspiración mundial de científicos, gobernantes y las Naciones Unidas, ideas hechas a la medida del Tea Party, así que el artículo de Calzada en el Orange County Register ya empieza a circular por la blogosfera de derechas en EE.UU. "La pseudociencia ya tiene un eje transatlántico, va desde EE UU hasta Europa y viene de Europa", dice Demelle de Desmogblog.
La consulta había sido instigada por las compañías petroleras, que pretendían dejar en suspenso los esfuerzos del estado por avanzar en el uso de las energías renovables y por crear un mercado de compraventa de derechos de emisión de CO2 y otros gases de invernadero.
Tras el fracaso de la legislación sobre cambio climático a nivel nacional, la ley AB 32, promovida en California desde 2006, es vista como un punto crucial en el cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones de CO2.
En el caso de haber triunfado la Proposición 23, la AB 32 habría permanecido suspendida hasta que la cifra de desempleo, superior al 10 por ciento, hubiera caído por debajo del 5,5 por ciento durante cuatro cuartos seguidos, algo que ha sucedido en raras ocasiones en los últimos 20 años en California, el estado más rico del país.
En contra había surgido la campaña ‘No a la 23’, cuyos defensores recordaban el peso económico del conjunto de empresas de energías renovables y coches eléctricos, las cuales generan miles de millones de dólares en inversión y han creado millones de puestos de trabajo.
La congelación de la AB 32 habría supuesto serias consecuencias económicas en un estado profundamente afectado por la recesión, la crisis financiera y el delicado momento que vive el sector de la construcción.
Los inversores de Silicon Valley han donado sumas importantes a la campaña contra la proposición. Dichas empresas están apostando por las energías solar y eólica, así como por los automóviles eléctricos.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.