Critica la falta de compromiso de los estados, pero tiene la esperanza de que antes de 50 años las ciudades cambiarán su idea de desarrollo, basado en el consumo infinito, por uno responsable fundamentado en energías alternativas.
Este pensador y ambientalista estará en Colombia la próxima semana como ponente principal del III Congreso Internacional de Medio Ambiente, que organizan entre el 7 y el 8 de octubre el Centro de Estudios para el Desarrollo Sostenible (Ceid), las universidades de los Andes y del Bosque, Andesco y EL TIEMPO.
¿Por qué cree que las negociaciones sobre cambio climático no han dejado resultados concretos en reducción de emisiones?
Porque son obsoletas. Las negociaciones implican que cada país manda a diplomáticos y abogados, y ¿cuándo ha visto un encuentro de ellos que deje resultados novedosos? Deberíamos enviar líderes gubernamentales, científicos y visionarios.
Sigue ganando la política…
Sí, pero hay procesos apasionantes. En Estados Unidos un movimiento anticarbón busca impedir nuevas licitaciones para construir centrales generadoras de energía a partir del mineral y cerrar otras.
¿Qué piensa de la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático, en diciembre próximo en Cancún?
No mucho. De lograrse algo, estará muy lejos de lo que se necesita. Aún no entendemos cómo el cambio climático nos afecta. El ejemplo es la ola de calor en Rusia: la producción de cereales cayó de 100 millones de toneladas a 60 millones de toneladas.
¿Preferiría adaptar el Protocolo de Kioto al nuevo contexto o hacer uno nuevo, pero vinculante?
Eso no es importante. Lo clave es lo que haga cada país. Debemos ser más ambiciosos. Mientras se hablaba en Copenhague, empresas y bancos en Europa, como el Deutsche Bank y Siemens, perfeccionaban una estrategia para aprovechar los recursos en energía solar de África y desarrollar una red integrada para este continente y Europa del Norte, con la transmisión de electricidad por cableado submarino. Es el desarrollo más importante en la historia de la producción de energías renovables.
¿No hay perspectivas frente a un posible acuerdo global?
Lo dudo. Se llegará a un punto climático muy crítico. Es como el derrumbe del Muro de Berlín: nadie lo preveía y de repente todo se transforma. Vamos a ver cambios dramáticos en EE UU.
¿Ya vimos ese ‘Pearl Harbor’ climático que nos haga reaccionar?
Sí. El huracán ‘Katrina’, la ola de calor en Rusia, las lluvias e inundaciones en Bangladesh y Pakistán…
¿Se necesita un cambio cultural?
Necesitamos un cambio social, como el movimiento anti-tabaco en Estados Unidos. Pese al lobby de las tabacaleras, todo cambió. Unos estados empezaron a demandar a estas empresas, resaltando el costo que tenían las consecuencias del tabaco y las dificultades de responder a las necesidades de cuidar y dar el tratamiento adecuado a las personas que resultaban afectadas.
¿Qué plantea su nuevo libro, ‘Plan B 4.0, movilizarse para salvar la civilización’?
Reducir emisiones de CO2 en un 80 por ciento antes de 2020, con la ayuda de las nuevas tecnologías; estabilizar la población mundial; erradicar la pobreza y restaurar sistemas naturales como los suelos, los acuíferos o la atmósfera, porque la economía global se encaja en este gran conjunto de sistemas naturales.
¿Estos planteamientos son alcanzables?
Pues si no se alcanzan el mundo estará en graves problemas.
¿El desarrollo sostenible ha sabido adaptarse?
A nivel técnico, necesitamos desarrollo sostenible; pero un mejor concepto es el desarrollo ecológicamente sostenible. Lo que estamos viendo es el posible declive de nuestra civilización, por lo que se debe hablar de ‘salvar a la civilización’. El planeta va a estar ahí mucho tiempo, pero no podemos decir lo mismo de nosotros.
¿Qué deben hacer los países megadiversos?
Reducir la deforestación. En Indonesia y Brasil los grupos ambientalistas han presionado a las grandes empresas para que su cadena de suministro no incluya nada que contribuya a la tala. Esto es un factor poderoso, debido a que las empresas no quieren que se deteriore su imagen. Eso es lo que se debe hacer.
¿Los países en desarrollo pueden lograr su transición energética a corto plazo?
Me parece interesante ver que dos países en desarrollo son los primeros en haberse comprometido a alcanzar una meta de carbono cero en el 2020, y uno de ellos es Costa Rica. Ninguno de los principales países industrializados ha aceptado este objetivo. El simple hecho de que Costa Rica lo haga sugiere que los industrializados deberían poder hacerlo también.
¿Qué fuente de energía se debe usar en países en desarrollo?
Todo depende del país. El caso colombiano es muy interesante, ya que tiene mucho potencial en energía eólica, energía geotérmica y energía solar, y se pueden desarrollar estas tres fuentes
¿Cómo se imagina al mundo en 50 años?
La gente vivirá en ciudades diferentes. La producción de nuestra energía resultará de sistemas limpios y renovables. Nuestros carros serán vehículos eléctricos o híbridos y la electricidad será producida por plantas eólicas y aerogeneradores. El aire estará limpio, no habrá ruidos de motores de combustión interna con combustibles fósiles.
Así será el Congreso que se realizará en Bogotá
El Centro de Estudios para el Desarrollo Sostenible (Ceid) Colombia realizará los días 7 y 8 de octubre el III Congreso Internacional de Medio Ambiente Cambio Climático ‘Mercados de Carbono, Instrumentos Económicos y Ayuda al Desarrollo’.
Durante el evento se hará el lanzamiento para Latinoamérica y España de la obra ‘Plan B 4.0 movilizarse para salvar la civilización’, de Lester R. Brown, presidente del Earth Policy Institute.
El congreso busca presentar a expertos internacionales, quienes mediante un análisis crítico permitirán conocer los avances logrados hasta la fecha y las posibilidades reales de un acuerdo en diciembre próximo, en Cancún.
El III Congreso Internacional de Medio Ambiente se llevará a cabo en Bogotá, en el Centro de Convenciones ar (Calle 113 No. 7-80 Piso 2).
El gran potencial de la energía geotérmica por Lester R. Brown
El calor en los diez kilómetros la parte superior de la corteza terrestre contiene 50.000 veces más energía de la que se encuentran en todo el petróleo y el gas natural combinados del mundo.
A pesar de esta abundancia, sólo 10.700 megavatios de capacidad de generación de electricidad geotérmica han sido aprovechados en todo el planeta.
En parte es debido a la preponderancia del petróleo, el gas y las industrias del carbón, que han proporcionado combustible barato al omitir los costes del cambio climático y la contaminación atmosférica. Se ha invertido relativamente poco en el desarrollo de los recursos geotérmicos que ofrece el calor de la Tierra. En la última década, la energía geotérmica ha estado creciendo a casi el 3 por ciento anual.
Aproximadamente la mitad de la capacidad mundial de generación existente se encuentra en los Estados Unidos y Filipinas. Indonesia, México, Italia y Japón representan la mayor parte del resto. En total, unos 24 países convierten la energía geotérmica en electricidad. El Salvador, Islandia, y Filipinas, respectivamente, obtienen el 26, 25 y 18 por ciento de su electricidad de centrales de energía geotérmica.
El potencial de la energía geotérmica para suministrar electricidad, calefacción doméstica y calor en el proceso industrial es enorme. Entre los países ricos en energía geotérmica se encuentran los que bordean el Pacífico en el llamado Anillo de Fuego, entre ellos Chile, Perú, Colombia, México, Estados Unidos, Canadá, Rusia, China, Japón, Filipinas, Indonesia y Australia. Otros países ricos en geotérmica incluyen a aquellos a lo largo del Gran Valle del Rift de África, como Kenia y Etiopía, y los del Mediterráneo oriental.
Más allá de la generación eléctrica geotérmica, se estima que 100.000 megavatios térmicos de energía geotérmica se utilizan directamente, sin la conversión en electricidad, para calentar viviendas e invernaderos y como calor de proceso en la industria. Esto incluye, por ejemplo, la energía utilizada en baños de agua caliente en Japón y para calentar los hogares de Islandia y los invernaderos en Rusia.
Un equipo interdisciplinario de 13 científicos e ingenieros reunidos por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en 2006 evaluó el potencial geotérmico de generación de electricidad en EE.UU.. Sobre la base de las últimas tecnologías, incluidos las utilizadas por las compañías de petróleo y gas en la perforación y en la recuperación mejorada de crudo, el equipo estima que los sistemas geotérmicos mejorados podrían ser utilizados para desarrollar de forma masiva la energía geotérmica. Esta tecnología implica la perforación en la capa de roca caliente fracturándola y bombear el agua en la roca agrietada. A continuación, se extrae el agua sobrecalentada para mover una turbina de vapor. El equipo del MIT señala que con esta tecnología los Estados Unidos tienen suficiente energía geotérmica como para satisfacer 2.000 veces sus necesidades energéticas.
Aunque todavía es costosa, esta tecnología se puede utilizar en casi cualquier lugar para convertir el calor geotérmico en electricidad. Australia es actualmente el líder en el desarrollo de plantas piloto con esta tecnología, seguido por Alemania y Francia. Para cumplir plenamente este potencial para los Estados Unidos, el equipo del MIT estima que el gobierno tendría que invertir, en los próximos años, mil millones de dólares en investigación y desarrollo geotérmico, más o menos el costo de una planta de energía alimentada con carbón.
Incluso antes de que esta nueva tecnología se despliegue globalmente, los inversores siguen adelante con las ya existentes. Durante muchos años, la energía geotérmica estadounidense se limitaba en gran medida al proyecto Geysers del norte de San Francisco, posiblemente el mayor complejo mundial de generación geotérmica, con 850 megavatios de capacidad generadora. Ahora, los Estados Unidos, que cuentan con más de 3.000 megavatios de generación geotérmica, están experimentando un renacimiento en este campo. 152 plantas eléctricas están en fase de desarrollo en 13 estados y se espera que casi tripliquen la capacidad de EE.UU. de generación geotermal. Con California, Nevada, Oregon, Idaho y Utah a la cabeza, y con muchas nuevas empresas en el campo, el escenario está listo para el desarrollo masivo de la geotérmica EE.UU..
Indonesia, ricamente dotada de energía geotérmica, fue el centro de atención en 2008 cuando anunció un plan para desarrollar 6.900 megavatios de capacidad de generación geotérmica. Filipinas también está planeando una serie de nuevos proyectos.
Entre los países del Gran Rift de África, incluyendo Tanzania, Kenia, Uganda, Eritrea, Etiopía, Djibouti, Kenya es el primer líder. Actualmente cuenta con más de 100 megavatios de capacidad de generación geotérmica y está planeando 1.200 megavatios más para 2015. Esto casi duplicaría su capacidad actual de generación eléctrica de 1.300 megavatios a partir de todas las fuentes.
Japón, que cuenta con un total de 535 megavatios de capacidad de generación, fue uno de los primeros líderes en este campo. Ahora, tras casi dos décadas de inactividad, este país rico en geotermia -conocida por sus miles de baños calientes- está comenzando de nuevo a construir centrales de energía geotérmica.
En Europa, Alemania tiene 5 plantas pequeñas de energía geotérmica en funcionamiento y otras 150 en proceso. Werner Bussmann, director de la Asociación Alemana geotérmica, afirma que "las fuentes geotérmicas podrían abastecer más de 600 veces las necesidades de electricidad de Alemania".
Más allá de las plantas de energía geotérmica, las bombas de calor geotérmico están siendo ampliamente utilizadas tanto para la calefacción como la refrigeración. El sistema aprovecha la notable estabilidad de la temperatura de la tierra cerca de la superficie, para utilizarla como fuente de calor en el invierno cuando la temperatura del aire es baja y como fuente de refrigeración en el verano cuando la temperatura es alta. La gran atracción de esta tecnología es que puede proporcionar la calefacción y refrigeración, con un 25-50 por ciento menos de la electricidad que sería necesaria con los sistemas convencionales. En Alemania, por ejemplo, en la actualidad hay 178.000 bombas de calor geotérmicas que operan en edificios residenciales y comerciales. Esta base está creciendo de manera constante, ya que al menos 25.000 nuevas bombas se instalan cada año.
En el uso directo de calor geotérmico, Islandia y Francia están entre los líderes. Islandia utiliza la energía geotérmica para calentar casi el 90 por ciento de sus viviendas y ha eliminado en gran medida el carbón para este uso. La energía geotérmica representa más de un tercio del consumo total de energía en Islandia. Después de las dos alzas del precio del petróleo en la década de 1970, unos 70 sistema de calefacción geotérmica se construyeron en Francia, que proporcionaron calefacción y agua caliente a unas 200.000 viviendas. Otros países que cuentan con amplios sistemas de calefacción urbana basada en geotérmica son China, Japón y Turquía.
La geotermia es ideal para los invernaderos en los países del norte. Rusia, Hungría, Islandia y los Estados Unidos se encuentran entre los muchos países que lo utilizan para producir verduras frescas en el invierno. Con el aumento de los precios del petróleo que incrementa a su vez los costes del transporte de los productos frescos, esta práctica probablemente se convertirá en mucho más habitual en los próximos años.
Entre los 22 países que utilizan la energía geotérmica para la acuicultura se hallan China, Israel y los Estados Unidos. En California, por ejemplo, 15 granjas de peces producen anualmente unos 10 millones de libras de tilapia, róbalo rayado y el pez gato usando el agua caliente del subsuelo.
El agua caliente subterránea es ampliamente utilizada para bañarse y nadar. Japón tiene 2.800 balnearios, 5.500 casas de baños públicos, y 15.600 hoteles y alojamientos que usan agua caliente geotérmica. Islandia utiliza la energía geotérmica para calentar 135 piscinas públicas, la mayoría de ellas piscinas al aire libre durante todo el año. Hungría calienta 1.200 piscinas con energía geotérmica.
Si los cuatro países más poblados ubicados en el Anillo de Fuego del Pacífico, los Estados Unidos, Japón, China e Indonesia, invirtieran seriamente en el desarrollo de sus recursos geotérmicos, fácilmente podrían convertirlos en fuente líder mundial de energía. Con una estimación moderada, sólo el potencial de los Estados Unidos y Japón de 240.000 megavatios de generación, es fácil imaginar un mundo con miles de plantas de generación de energía geotérmica que produzcan 200.000 megavatios de electricidad para el año 2020. Para el uso directo de calor geotérmico, la meta 2020 del Plan B es de 500.000 megavatios térmicos. En conjunto, el potencial geotérmico es enorme.
(Adaptación del capítulo 5, "Stabilizing Climate: Shifting to Renewable Energy," del Plan B 4.0: Mobilizing to Save Civilization (New York: W.W. Norton & Company, 2009), por Lester R. Brown, disponible en versión descargable gratuita, donde se analiza también el potencial de los aerogeneradores de energía eólica, la termosolar y la fotovoltaica).