La Asociación de la Industria Fotovoltaica (ASIF) denuncia que dos años después de que el Gobierno aprobara el Real Decreto 1578/2008, el mercado fotovoltaico español languidece.
Los datos de nuevas instalaciones reflejan una parálisis prácticamente total, que contrasta poderosamente con la evolución de los países de nuestro entorno directo, como Alemania, Francia o Italia, en los que el crecimiento es firme y constante. España, el país con más irradiación de Europa, ya ha cedido el liderazgo que tuvo, está perdiendo el tren del desarrollo de la tecnología y puede tirar por la borda la inversión realizada hasta ahora si no se corrige la tendencia actual.
Las dificultades que sufre la energía solar fotovoltaica son similares a las que sufren los aerogeneradores de energía eólica y el sector eólico, y las que sufrirá la termosolar en los próximos años, a causa de una política errática.
España
La falta de apoyo por parte del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (MITyC), la incertidumbre regulatoria y la presión de ciertos lobbies, están destruyendo el mercado fotovoltaico español: su valor ya cayó un 98,5% en 2009 y la actividad está siendo prácticamente nula durante 2010. Con esta evolución, España ha pasado de ser uno de los líderes y referentes internacionales a ocupar los furgones de cola y a sufrir la condescendencia del resto de países, que no consiguen comprender lo que sucede. Una simple comparativa con los estados de nuestro entorno directo muestra el tremendo retroceso experimentado.
Mientras la CNE indica que en el año 2009 en España se instalaron 5 MW, en Francia se instalaron 185 MW, en Italia 730 MW y en Alemania, líder mundial indiscutible, 3.800 MW.
En este 2010, mientras que el mercado español –extrapolando los datos más recientes de la CNE– rondará los 100 MW, en Francia se instalarán 500 MW, en Italia 1.500 MW y en Alemania 7.000 MW, según el rango más bajo de las estimaciones de la European Photovoltaic Industry Association.
Desastre industrial y fuga al extranjero de las empresas
La práctica inexistencia de un mercado interior impacta tremendamente en la industria fotovoltaica nacional, compuesta por más de 50 empresas fabricantes repartidas por todo el territorio. Así, durante 2009 operaron, en los mejores casos, al 25% de su capacidad y tuvieron que exportar más del 75% de esa raquítica producción.
Y si la industria está dependiendo de la exportación para sobrevivir con suma dificultad –no son pocas las fábricas que han cerrado o tienen serios problemas–, el resto del sector está desapareciendo o huyendo al extranjero para desarrollar una actividad que le resulta imposible en España.
En términos de empleo, desde septiembre de 2008 se han perdido unos 30.000 puestos de trabajo, alrededor del 90% de los temporales y el 30% de los fijos.
Vertiginosa reducción de costes y tecnología ganadora
Los países de nuestro entorno apuestan por la fotovoltaica porque son conscientes de que es una tecnología madura que reduce sus costes a toda velocidad, es decir, es un caballo ganador.
Baste como ejemplo el caso de España: las tarifas se han reducido una media del 34,3% desde 2008 –el 41,3% para plantas en suelo– y el Gobierno está planteando bajadas extraordinarias del 25% al 45% de un modo inmediato. De producirse estas reducciones adicionales, ciertamente excesivas, las tarifas habrían bajado una media del 56,9% –el 68,5% para plantas en suelo– en apenas cuatro años.
Esta vertiginosa pendiente garantiza que la fotovoltaica se convertirá en la tecnología más barata para los consumidores en muy pocos años; en cuanto se alcance la Paridad de Red, será más rentable para ellos el producir y autoconsumir la electricidad generada por sus propios paneles solares que adquirir la energía a las compañías eléctricas.
Con la irradiación de España, la fotovoltaica alcanzará la Paridad de Red a mediados de la presente década –antes en el Sur del país– y se podría convertir en una fuente de energía de masas, multiplicando con ello su aportación al crecimiento económico y la generación de empleo.
Ahora bien, para ello, España necesita disponer de un tejido empresarial capaz de responder a la demanda social de energía limpia, autóctona, segura, competitiva y renovable. Por desgracia, como se ha señalado, ese tejido empresarial ya está en proceso de descomposición y su supervivencia será aún más difícil con la nueva normativa que quiere aprobar el MITyC.
Regulación aún más restrictiva para la tecnología más social
El MITyC ha propuesto una regulación todavía más restrictiva que la existente, que puede terminar de tirar por la borda todo el esfuerzo y toda la inversión realizada hasta la fecha.
En consecuencia, ASIF reclama al MITyC, al resto del Gobierno y a todos los grupos parlamentarios, un rápido golpe de timón que permita al país recuperar la senda perdida y volver a encabezar el desarrollo internacional de la más social de las tecnologías de generación que, sin duda, será una de las referencias de los próximos años.
La Asociación de la Industria Fotovoltaica (ASIF) es la asociación estatal de referencia de la energía solar fotovoltaica en España. Formada por casi 500 empresas y entidades de toda la cadena de valor de la tecnología, representa a la práctica totalidad del sector: promotores, consultores, ingenierías, fabricantes de módulos y componentes, distribuidores, instaladores, centros tecnológicos y formativos, aseguradoras y empresas de seguridad.