Mar adentro, a unos 30 kilómetros del puerto de Esbjerg, está situado el parque eólico de Horns Rev II, el más grande del mundo cuando se inauguró hace un año. Las aspas de sus 91 turbinas, de 2,3 MW de potencia, parecen un bosque en movimiento en el mar, donde producen electricidad equivalente al consumo de 200.000 familias danesas. De hecho, el puerto de Esbjerg y Horns Rev II son el reflejo de la espectacularidad de la reciente política danesa de promoción de las energías renovables. El 20% de la electricidad generada en Dinamarca es ya de origen eólico. Pero la presencia de los parques eólicos marinos (offshore) es cada vez más importante proporcionalmente en este país. La saturación de molinos en tierra (ya hay más de 4.000 instalados) hace ya muy difícil obtener permisos -precisamente por la falta de espacio-, mientras que la posibilidad de aprovechar en el mar vientos más fuertes y constantes -exentos de las turbulencias que ocasionan las edificaciones urbanas- ha abierto las nuevas oportunidades que han movido a los promotores a impulsar el cambio de emplazamiento.
Además, lejos de la costa, los molinos consiguen sortear la oposición de quienes invocan las molestias o el impacto paisajístico. El primer molino marino se construyó en 1991, y desde entonces las empresas eléctricas han encontrado un filón. La Administración danesa quiere que el 50% de la electricidad sea eólica, y favorece la participación de la ciudadanía en los proyectos. El público en general puede comprar acciones en parques cerca de sus hogares, con lo cual la aceptación popular de los molinos en alta mar también se ha visto favorecida.
"El mercado eólico se desplaza de forma clarísima desde tierra al mar. En tierra, va a seguir creciendo, como hasta ahora, pero la eólica marina se irá comiendo este mercado", dice Antoni Martínez, director del Institut de Recerca en Energia de Catalunya (IREC), atento observador de todo este fenómeno.
Y de la misma manera que Dinamarca ha virado hacia el mar, también lo han hecho los demás países del mar del Norte, que están aprovechando un viento constante y la escasa profundidad de la plataforma marina para cimentar estas plantas eléctricas sobre el lecho submarino.
Dinamarca ha sido pionera (646 MW), pero Gran Bretaña le ha tomado ya la delantera (1.420 MW). El pasado jueves inauguró a bombo y platillo la plataforma eólica marina de Thanet (300 MW), en la costa sudeste -que es ahora la más grande del mundo-, mientras que la implantación abarca Holanda (247 MW), Suecia (164 MW), Alemania (42), Bélgica (30), Irlanda (25), Finlandia (24) y Noruega (2).
No obstante, los 41 parques eólicos marinos en funcionamiento (2.630 MW) en Europa son sólo el anticipo de futuras etapas en las que se prevé un crecimiento exponencial, como dejan entrever cuatro nuevos parques en construcción (615 MW) y los proyectos ya autorizados, que permitirán alcanzar los 17.000 MW eólicos en el mar (la potencia total instalada en España). El sector crecerá en los próximos diez año un 10% anual.
"Los parques eólicos marinos son más caros, pero permiten ejecutar proyectos mucho más grandes y con menos restricciones; además, pueden trabajar más horas. Asimismo, permiten dar cumplimiento a la política comunitaria sobre energía y cambio climático, que persigue alcanzar el objetivo de la UE para que el 20% de la energía primaria sea de origen renovable el año 2020", explica Jens-Peter Saul, consejero delegado de la unidad Wind Power de Siemens.
El coste de la instalación se sitúa entre seis y siete céntimos por kilovatio hora instalado, mientras que en el mar alcanza los 10 o 12 céntimos kWh. Siemens ya ha fabricado más de 8.700 turbinas eólicas y ya ha vendido 1.477 unidades offshore. No le va nada mal el negocio a la empresa. Es la primera compañía de fabricación de turbinas en el mar. En el año 2009, tenía el 70% de este mercado. Ha instalado 16 parques, con más de 600 MW, y su cartera de pedidos no para de crecer. La crisis no se percibe.
El impulso de la energía eólica marina se verá favorecido por una constante mejora tecnológica, la creciente potencia de los molinos y la política comunitaria, aunque incidirán el ritmo de los compromisos internacionales para reducir las emisiones de gases invernadero. Incluso EE. UU, prevé la construcción del primer parque marino, frente a la costa de Massachusetts, pese a que las praderas de ese país son terreno abonado para esta energía.
Sin embargo, ninguno de los megavatios instalados en el mar hasta ahora ni ninguno de los previstos para el 2013 estarán en España. Y esto no se debe a la falta de interés de las empresas españolas, sino a la falta de diligencia de la Administración central a la hora de autorizar este tipo de proyectos, según las empresas del sector. Su temor no sólo es que se desaproveche una oportunidad para generar electricidad de origen renovable, sino que también lamenta la pérdida de un tejido industrial nacional con proyección internacional. Por eso, mientras, las compañías españolas investigan o se van al extranjero.
Iberdrola Renovables -con la sueca Vattenfall- se ha adjudicado los derechos para construir el parque East Anglia Array, con una potencia de hasta 7.200 MW, en la costa este, en Gran Bretaña. Esta compañía prevé además un gran despliegue de inversiones en proyectos eólicos en Escocia. Gamesa trabaja en el desarrollo de dos familias de aerogeneradores marinos de 5 MW y 6/ 7 MW, cuyas preseries estarán listas en el 2013 yel 2015. Y Acciona centra también sus tareas en el desarrollo del proyecto de investigación industrial Eolia "con el objetivo de posicionar a España en la primera línea tecnológica de la implantación de los parques eólicos marinos".
Todo esto ya es una realidad en la planta industrial de Brande (en el centro de Dinamarca), donde se construyen turbinas eólicas diez veces más potentes que hace diez años, y desde donde se suministran molinos incluso a La Fatarella (Terra Alta). La planta está a una hora en coche del puerto de Esbjerg, cuyo Ayuntamiento invertirá otros 100 millones de euros los próximos años para ampliar esta rampa de lanzamiento de molinos hacia el mar.
China enseña sus cartas
"En España, la eólica marina está paralizada, pero incluso en China vive un gran desarrollo eólico", explica José Santamarta, experto en energía. El primer parque eólico marino chino, el Shanghai East Sea Bridge, se inauguró el 20 de marzo del 2009. Tiene una potencia de 100 MW (34 turbinas eólicas de 3 MW de Sinovel). "El apoyo del Gobierno chino está siendo clave", dice Santamarta.
Decepción por los retrasos en España
El procedimiento administrativo previsto en el real decreto español, aprobado en el 2007, exige una larguísima tramitación para los parques eólicos marinos. Se calcula que ocho años. Y eso está bloqueando los proyectos. El resultado es que España, pese a ser una gran potencia mundial en aerogeneradores en tierra, no puede desplegar este mismo impulso en el mar. No se espera que disponga de ningún parque operativo comercial antes del 2016 (al margen del que promueve el IREC frente a la costa de Tarragona).
Entre los proyectos más relevantes está el del mar de Trafalgar, que promueve Acciona Energía frente a la costa gaditana (1.000 MW). Los directivos de la empresa se quejan sobre todo de la larga tramitación y la complejidad del proceso, lo que comporta graves perjuicios. La inversión de este proyecto sería de unos 2.500 millones de euros. "Estamos años para obtener los permisos, lo que supone estar continuamente haciendo inversiones y depositando avales. Es como echar el dinero en saco roto", dice Javier Morrás, director de desarrollo de Acciona Energía en España. La empresa ha previsto instalar aerogeneradores con una potencia de 3,6 MW, pero ni siquiera puede planificar esto, porque la evolución tecnológica del sector es constante, dice Morrás. Mucho más rápida que la obtención de permisos en España.
ANTONIO CERRILLO, Esbjerg (Dinamarca). La Vanguardia, www.lavanguardia.es