A pesar de ser una provincia que produce hidrocarburos, Neuquén es pionera en el uso de energías renovables sin emisiones de CO2. La diversificación comenzó tempranamente con el desarrollo de la hidroelectricidad con las grandes presas sobre el Limay y el Neuquén, proceso que continuará con la próxima construcción de la presa de Chihuido y otros emprendimientos menores sobre el río Neuquén.
También ya fue concesionada el área Copahue para el aprovechamiento de la energía geotérmica. Sin embargo, a pesar de contar en su territorio con “La capital nacional del viento”, Picún Leufú, todavía no existen desarrollos eólicos en marcha, solo proyectos potenciales en el norte provincial y en el futuro polo tecnológico de Zapala. Todo muy incipiente.
Un trabajo reciente de los investigadores de la Facultad de Economía y Administración de UNCo Patricia Laría, Verónica Rama y Sergio Cabezas, reseña que el viento patagónico es un recurso continental de elevada calidad por su velocidad y persistencia.
También destaca que Argentina es pionera y cuenta con experiencia acumulada en el aprovechamiento de la energía eólica de baja potencia.
En esta línea, INVAP Ingeniería SA, rama industrial de INVAP Sociedad del Estado de Río Negro, funcionó durante décadas como líder del desarrollo tecnológico y producción de equipos en el rubro. Ahora, la firma está a punto de participar en la instalación de dos parques eólicos en el área ubicada en la margen sur del río Limay, en el centro-oeste de la provincia de Río Negro.
Localizados en Cerro Policía, contarán con 50 aerogeneradores de 2 MW, aportando 100 MW al Sistema Interconectado Nacional, lo que será un “salto” del desarrollo a la producción de equipos de alta potencia.
El área de localización de los futuros parques eólicos integra la zona económicamente más deprimida de la vecina provincia. Por eso los investigadores proponen el desafío de la creación de un espacio ínter-institucional conformado junto al Ente de Desarrollo de la Margen Sur, la Coordinadora para el desarrollo de Las Perlas e INVAP Ingeniería SA, para potenciar el impacto local y regional de este proceso de innovación en términos de generación de ingreso, ocupación y sostenibilidad ambiental.
Con este objetivo diseñaron tres líneas de trabajo estratégicas:
* Conformación de un cluster eólico que permita la reindustrialización de las ciudades del Alto Valle de Río Negro y Neuquén.
* Instalación de equipos de mediana potencia en la localidad de Las Perlas, principal conglomerado urbano del área cuya población reúne características de las ciudades valletanas y los pueblos de la meseta.
* Instalación de equipos de baja potencia que funcionen como eje de transformación en las localizaciones más aisladas del territorio.
La investigación considera que los dos parques eólicos a construir pueden abrir una ventana de oportunidad a las Pymes locales. Por otra parte, la estructura socioeconómica de la zona en la que el proyecto se localiza, “caracterizada por grandes campos de ganadería ovina extensiva, puede verse transformada con el complemento de aerogeneradores de baja potencia destinados a riego y electrificación. Esta alternativa no solo mejoraría notablemente la calidad de vida de los habitantes (puesteros, arrendatarios, pequeños ganaderos), sino que abriría las puertas a la solución de problemas ambientales graves como la desertificación, viabilizando además proyectos turísticos a partir de las mejores condiciones del hábitat”. Esta situación descripta para la vecina Río Negro es extrapolable a Neuquén.
El trabajo repasa que más del 95% de la matriz energética de Argentina depende de combustibles fósiles y que paradójicamente es muy amplia la disponibilidad de recursos renovables como el eólico, tanto como la capacidad nacional para generar potencia al mismo nivel de los países líderes en energía eólica.
La Cámara Argentina de Energías Renovables afirma que en el país existe potencialidad para instalar parques eólicos en más de la mitad del territorio nacional, con capacidad potencial de generación de energía eléctrica por unidad instalada aún mayor a la de los parques de Europa, Estados Unidos o China.
En particular, el territorio de la Patagonia presenta condiciones de viento que posibilitarían generar energía eólica con un nivel de eficiencia que podría duplicar el promedio mundial.
Según se detalla en la investigación, un aspecto a tener en cuenta es la escasa relevancia del mercado como mecanismo de ordenamiento y transformación de esta situación. “Ni las regulaciones actualmente vigentes, ni el costo marginal del sistema, ni la remuneración por capacidad (potencia) están funcionando como señales de precios e incentivo a la inversión. Por el contrario hay déficit de reserva y una tendencia declinante en la calidad de generación”.
Al mismo tiempo el costo de mantener la actual matriz energética se eleva junto con el crecimiento económico, pues el país ya es importador neto de combustibles y subsidia la generación eléctrica. Por ello, una política de Estado en pro de la generación eólica reemplazaría “gasto” por “inversión”.
El potencial teórico de generación eólica de Argentina, explica el trabajo, podría llegar a más de 2.000 GW, un valor equivalente a dos veces la capacidad de generación total actualmente existente en los Estados Unidos. “Considerando el total de los costos, la inversión en generación eólica en sitios con factores de capacidad mayor al 35% sería conveniente para la Argentina incluso con precios del petróleo inferiores a los 60-65 dólares por barril”.
En caso de cumplirse las proyecciones de la Secretaría de Energía de la Nación que estima que en el año 2016 se podrían generar 1.250 MW eólicos, la inversión en el sector estaría un rango entre 2.200 y 2.700 millones de dólares hasta el año 2016 más otros 800 a 1.100 millones de dólares hasta el año 2025. Se estima que para ese entonces la generación eólica cubrirá una demanda de energía equivalente al consumo de cerca de 1.000.000 de hogares todos los años.
La pregunta de fondo entonces, es por qué, si se dispone de recursos naturales y tecnológicos, no se impulsa la generación de energía eólica. Los investigadores no dan una respuesta completa, pero sostienen que las restricciones están vinculadas a aspectos políticos como la insuficiente contundencia de acciones de promoción, o la permanencia de los efectos de las condiciones monopólicas de la privatización del mercado eléctrico. “Tampoco se ha consolidado una gestión empresarial que concrete la producción de equipos de tecnología nacional ya desarrollados y permanece como limitante coyuntural los bajos precios de la electricidad en términos relativos”, concluyen.