Baltic One entrará en funcionamiento a finales de 2010. Actualmente, ingenieros, proveedores y personas encargadas de logística trabajan fuertemente a una distancia de 16 km al norte de la península de Darss en medio del mar en un área de cerca de 7 km cuadrados.
Los últimos trabajos deben estar listos antes de que las tormentas de otoño hagan imposible las labores en alta mar. A comienzos de septiembre se emplazó la última de las 21 turbinas eólicas.
Una vez entre en funcionamiento, el primer parque eólico de alta mar de Alemania generará anualmente una capacidad total de 48 millones de kilovatios hora, con lo cual se podrá cubrir el consumo de energía de 50.000 hogares, sin que se genere el nocivo CO2. Quien quiera ver con sus propios ojos este proyecto del futuro tiene que realizar un viaje en bote de dos horas y media.
Con 18 nudos por hora, el bote “Fairwind”, que zarpó del puerto de Warnemünde en Rostock, se acerca al primero de los parques eólicos en alta mar. Su verdadero tamaño solamente es comprensible cuando uno se encuentra en medio de los aerogeneradores de tres palas. Como estacas gigantes se ven los aerogeneradores de una altura de 125 metros en el horizonte, que desde lejos ya anuncian su potencial energético. El capitán solicita en inglés a la sala de control un permiso de entrada.
Unas embarcaciones cruzan entre los tubos de 40 metros de largo, los llamados monopilotes, con los cuales los aerogeneradores están anclados en el fondo marino a unos 20 metros de profundidad. En las plataformas de control estrechas, que están a los pies de las turbinas eólicas, dialogan trabajadores e ingenieros. A cierta distancia de la obra en construcción un bote tiende un cable submarino con el que más tarde se transportará a tierra la energía producida en el parque eólico.
Para el operador de este parque eólico alemán en alta mar, la empresa de energía de Karlsruhe, EnBW, esta obra, que tiene un costo de alrededor 150 millones de euros, es un desafío no sólo financiero sino también tecnológico. “Tenemos 21 plantas individuales, cada una con una capacidad de producción de 2,3 megavatios. Esta energía es enviada por una red ubicada en el fondo del mar a la plataforma del transformador”, dice el Dr. Werner Götz, gerente de energías renovables de EnBW. En alta mar se transforma la energía producida en 150.000 voltios. “Luego la corriente se transporta en un cable de 61 km de largo para alimentar una red de 50 Hertz ubicada en tierra cerca de Rostock”, dice Götz.
El operador de esta planta de energía eólica recibe 15 céntimos por kilovatio hora, siempre y cuando alimente la corriente a la red. Este precio de recepción está garantizado por ley en Alemania. Si se utiliza adecuadamente, un sólo aerogenerador de una turbina de 5 megavatios puede generar energía por una valor de 750 euros por día. Pero entre más se desplace a alta mar, más grandes son los costos y los riesgos, no sólo en la construcción de las bases de concreto y acero, sino también en el área de mantenimiento. Es por ello, que actualmente sólo se encuentran dos parques eólicos de gran tamaño en aguas costeras alemanas.
“Los bancos son muy cautelosos, porque ven los riesgos de la tecnología eólica en alta mar como muy altos”, dice Andree Iffländer, funcionario de la red “Wind Energy” que asesora a inversionistas y a tomadores de decisión en el ámbito político. “El Gobierno alemán podría ayudar a mitigar estos riesgos, por ejemplo, con garantías para la puesta en marcha de los parques”, dice Iffländer. De la misma manera piensa el ministro de Economía de Mecklenburgo-Pomerania Occidental, Jürgen Seidel, quien ve en la energía eólica de alta mar una gran posibilidad para su Land, débil en estructuras industriales.
El sector de energía eólica brinda empleo a cerca de 3.000 personas en Alemania. Se calcula que con la expansión de la energía eólica de alta mar se generarán hasta 2020 cerca de 20.000 puestos de trabajo tan sólo en Mecklenburgo-Pomerania Occidental. “Toda la cadena de valor está representada aquí. No sólo se lleva a cabo la construcción de las plantas. En nuestro Land también se producen las bases, las compañías de consultoría tienen su sede aquí. También contamos con las capacidades científicas necesarias para la construcción de las plantas”, dice el ministro Seidel.
Los problemas se presentan todavía en el transporte de la energía eólica de alta mar. La construcción de redes inteligentes que puedan transportar la corriente de diversa intensidad en dosis adecuadas todavía está en pañales. El Gobierno alemán quiere elevar de manera continua la participación de la energía eólica de alta mar en las energías renovables. Hasta el año 2020 se producirán 10.000 megavatios en alta mar. Así se podría ahorrar el trabajo de doce grandes plantas de energía alimentadas con carbón. De otra manera, no se podrán alcanzar los ambiciosos objetivos climáticos del Gobierno alemán de reducir la contaminación de CO2. Pero para que ésto sea posible, se requieren decisiones claras de inversión, dicen los expertos. Y plantas más grandes.
La empresa de energía EnBW, uno de los cuatro generadores de energía alemanes, ya planea más allá del proyecto Baltic One. Su gerente, Werner Götz, anunció a comienzos de septiembre que “EnBW quiere llevar a cabo otros dos proyectos en el Mar Báltico. Baltic Two se ubicará 60 km al norte de la frontera entre Dinamarca, Alemania y Suecia. La dimensión de este proyecto es de 80 turbinas con una capacidad de 288 megavatios. Debido a ésto, el volumen de inversión es mucho más pretencioso que el de Baltic One”, concluye Götz.
Autor: Daniel Scheschkewitz / Cristina Mendoza Weber
Editor: Pablo Kummetz