El Presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, ha abogado por una mayor seguridad jurídica y por un marco normativo estable para la energía en España, con el fin de que el sector pueda llevar a cabo las inversiones necesarias a largo plazo.
Durante su intervención en un acto de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Galán ha señalado que “la necesidad de definir una política energética se podría calificar como de Estado, ya que el marco normativo ha de ser estable y a largo plazo y debe dotar de unas expectativas de rentabilidad razonable y predecible a las cuantiosas inversiones que se requieren”.
“En la actualidad, atravesamos por una preocupante indefinición de la normativa que ha de regular las energías renovables, como la eólica; por la adopción de políticas proteccionistas respecto al carbón nacional; por un debate no resuelto sobre el futuro de la energía nuclear y seguimos arrastrando el problema del déficit de tarifa, aspectos todos ellos que enturbian y obstaculizan el avance en la liberalización del sector”, ha añadido.
En su opinión, “la seguridad de suministro debe ser un objetivo prioritario, que hay que abordar desde la perspectiva de la sostenibilidad, de la competitividad y de la reducción de la dependencia energética externa de nuestro país”. Para Galán, será imprescindible invertir en nueva generación convencional, así como continuar con el desarrollo renovable, potenciando las tecnologías maduras como la eólica, además de implantar nuevas redes e incrementar las interconexiones.
Como consecuencia de todo ello -ha dicho-, “en los próximos 20 años España podría requerir 100.000 millones de euros de inversiones”.
El Presidente de Iberdrola ha asegurado que el sector eléctrico puede ser “una palanca fundamental para el cambio de modelo económico”, ya que “es indispensable para lograr alcanzar los objetivos medioambientales comprometidos; puede obtener recursos financieros en mercados internacionales; contribuye a dotar de mayor estabilidad estructural al sistema; potencia las inversiones en innovación; tiene amplia presencia internacional, y no es especulativo, lo que proporciona una gran estabilidad y sostenibilidad a un sector estratégico en cualquier economía”.
Respecto a la situación de la economía española, Ignacio Galán ha abogado por “acometer un ambicioso programa de reformas encaminadas a un cambio de modelo económico”. Para ello, ha considerado imprescindible “una reducción del gasto público mediante la optimización en la aplicación de las prestaciones sociales”, así como “diseñar un desarrollo más racional de la infraestructuras, priorizando las inversiones por zonas con criterios más económicos que políticos”.
También ha considerado importante una mayor eficiencia de la Administración Pública, la flexibilización del mercado de trabajo, completar la liberalización energética y contar con “unos organismos reguladores y una administración de justicia mucho más independientes en su funcionamiento”.
“Como complemento a estas transformaciones estructurales se deberán acometer medidas que fomenten el fortalecimiento y la competitividad de nuestro tejido industrial, como las dirigidas a incentivar la internacionalización de las empresas, impulsar la formación de grupos tractores que consoliden el tejido productivo, apoyar la innovación, promover un tratamiento fiscal que incentive y atraiga nuevas inversiones, y reconocer la figura del emprendedor frente a la figura del especulador”, ha explicado.
Cambiar el modelo económico
Ignacio Galán ha expresado que el modelo económico que permitió un crecimiento tan fuerte de la economía española en el periodo 1997-2008 “no nos sirve para el futuro”. “Al calor de la burbuja inmobiliaria, han tenido una especial relevancia las operaciones especulativas que sólo responden a la lógica de la búsqueda de rentabilidad a corto plazo y, por tanto, no sólo no aportan riqueza sostenible a los países, sino que pueden llegar a ser un elemento desestabilizador importante”.
Respecto al panorama internacional, el Presidente de Iberdrola ha afirmado que la profunda crisis económica hace más necesaria que nunca una transformación del modelo, ya que “no cabe duda de que nada va a ser igual que antes del inicio de la crisis”.