Mito número 1: Las primas a las renovables son las culpables del déficit del sector eléctrico. En absoluto. Las primas son unos incentivos nacidos en España en los años noventa con el objetivo de fomentar el desarrollo de las energías autóctonas y limpias (renovables), en vez de penalizar a las más contaminantes. Para ello se estableció el Régimen Especial del sector eléctrico donde estaban integradas todas las tecnologías (eólica, solar, minihidráulica y biomasa, además de la cogeneración) que se querían incentivar. Por lo tanto, es obvio que cuanta más electricidad se produzca con energías renovables –un objetivo común a todos los países industrializados y muchos emergentes-, mayor será la cantidad a abonar en forma de primas.
Las primas son un coste más del sistema eléctrico, como el transporte, la distribución, etcétera. Y en 2009, las que percibió la eólica representaron tan sólo un 9,8% de la tarifa de acceso. Estos incentivos sólo son imputables al déficit de tarifa –que es la diferencia entre lo que les cuesta a las empresas producir electricidad y llevarla hasta el consumidor y lo que ingresan por ello- cuando se produce un desvío entre lo que prevé el Gobierno que cuesten y su coste real. En el caso de la energía eólica, en 2009 este desvío fue de 230 millones de euros, es decir, menos del 5% del déficit de tarifa total. Y este 5% se generó porque el Gobierno calculó erróneamente la cantidad de electricidad de origen eólico que se iba a generar el año pasado. De haberlo hecho correctamente, la eólica no habría contribuido al déficit. Además, la CNE basó sus estimaciones de primas en un precio de mercado más bajo del que finalmente se registró.
Aún hay más. La eólica generó el año pasado el 72,7% de la energía renovable en España y percibió el 34% de las primas.
Mito número 2: La energía eólica es cara y las primas encarecen la factura del consumidor. Ni mucho menos. ¿Sabe lo que le costaron a usted, a cada hogar medio español, las primas a la eólica en 2009? 1,3 euros al mes. Según los datos de la CNE, en los últimos cinco años la generación de la eólica ha aumentado un 76%, hasta 138 TWh. En ese periodo, las primas al sector sumaron 5.200 millones de euros. Si esos 138 TWh se hubiesen producido con gas, el coste de la importación de este hidrocarburo hubiera sido de 5.000 millones de euros.
Además, sólo en 2008, gracias a la eólica se ha evitado la emisión de 19 millones de toneladas de CO2 y España se ha ahorrado 400 millones de euros en derechos de emisión para su industria.
En resumen: 5.200 millones de euros en primas a la eólica que se han quedado en España y que han evitado un gasto en el extranjero de más de 6.000 millones de euros. 5.200 millones que han propiciado el desarrollo de una potente industria eólica, con proyección internacional, que ha creado miles de puestos de trabajo y generado I+D+i. En vez de importar más combustibles fósiles, hemos exportado aerogeneradores, know-how, y una imagen moderna e innovadora de España, algo de lo que no pueden presumir muchos sectores de nuestra economía.
Si miramos al futuro, en los próximos veinte años la eólica recibiría aproximadamente 28.000 millones en primas si se mantuviese la retribución actual. La generación eléctrica equivalente con gas costaría, en un escenario de precios medios (incluyendo los costes de compra de derechos de emisión), unos 50.000 millones de euros.
Mito número 3: Las primas en España son más altas que en otros países. Éste mito es muy fácil de desmontar, ya que sólo hay que mirar las cifras: si en España se paga a la eólica 77 euros el MWh (para las instalaciones que se acogen a la tarifa regulada), en Alemania son 92 euros, en Francia, 86, y en Reino Unido, 101, por citar sólo algunos ejemplos.
Además, el sector eólico no está lejos de ser rentable sin necesidad de primas. Esto dependerá, en gran parte, del precio del barril de crudo: la estimación más aceptada es que la eólica será competitiva con el barril Brent por encima de 160 dólares.
De hecho, la eólica ya ha sido competitiva en determinados momentos. En 2008, con los precios del petróleo en máximos históricos y los de la electricidad en cotas muy elevadas, el 60% de las horas los parques eólicos españoles no cobraban prima.
Mito número 4: La eólica ha alcanzado ya los objetivos previstos en el PER 2005-10. Tampoco eso es cierto. Hace ya algo más de un año que el Gobierno aprobó la puesta en marcha del Registro de Preasignación para frenar un supuesto crecimiento desordenado del sector. Esa afirmación en sí misma ya era un mito, ya que la industria eólica ha tenido un desarrollo ejemplar (la Comisión Europea analizó en 2007 los sistemas de incentivos de la UE y llegó a la conclusión de que el español era el más eficaz desde un punto de vista económico) y va a cumplir los objetivos de potencia previstos para 2010 -de 20.155 MW- en el momento en que le corresponde.
En el primer semestre se han instalado 727 MW de potencia eólica, lo que sitúa la capacidad del sector en 19.876 MW. Estas cifras reflejan un fuerte frenazo en la actividad de las empresas, que necesitan que se despeje la incertidumbre regulatoria lo antes posible para recuperar un ritmo acorde a su capacidad real. Esto es fundamental para que el tejido industrial eólico no se vea aún más afectado.
Es más. El Gobierno no debería perder de vista que la historia del sector eólico en España es un caso de éxito, citado como ejemplo en todo el mundo. Tanto es así, que podría servir como modelo para el tan necesario cambio de patrón productivo que necesita España.
En este contexto, ¿no tiene sentido seguir apostando por la energía eólica? Si todos los grandes países lo están haciendo y España ya es líder mundial, la gran pregunta es si podemos permitirnos no hacerlo.
Sonia Franco es directora de comunicación de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), www.aeeolica.es/