La energía eólica no emite CO2 ni ningún contaminante, contribuye a frenar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, no consume agua ( a diferencia de las térmicas de gas natural o carbón, o las nucleares), no tiene ningún efecto negativo en la salud, su impacto en las aves es ínfimo (menos del 0,003% de la mortalidad por causas humanas) y el paisajístico depende de la sensibilidad de cada persona, pues a la mayoría nos gustan los molinos.
Los aerogeneradores tampoco suponen una pérdida del valor de las viviendas, como señala un señor en el Diario de Mallorca, sin ningún dato ni estudio que lo apoye (todos los estudios demuestran lo contrario), ni la eólica marina afecta negativamente a la pesca (al contrario) y al turismo.
Probablemente ninguna fuente de energía haya sufrido tal cúmulo de falsedades como la eólica. Molesta a algunos, porque es una alternativa real.
La eólica, incluso sin contabiliazar las externalidades, es ya competitiva y ha alcanzado la paridad de red, pues su coste va de 50 a 80 euros el MWh, en función del recurso eólico, similar al de las fuentes convencionales.
La eólica crea empleos (unos 40.000 en España y 500.000 en todo el mundo) y reduce la dependencia del petróleo, y en última instancia contribuye a frenar los conflictos por los recursos.
Pero es que, además, su aceptación es mayoritaria en las zonas donde hay parques eólicos, como demuestra una de las zonas más habitadas, Cataluña.
El Periódico de Catalunya se hace eco de un estudio encargado por el Institut Català d’Energia (Icaen) y el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), ambos dependientes de la Generalitat, para determinar la aceptación social de los parques eólicos (www.elperiodico.com/es/noticias/ciencia-y-tecnologia/20100829/molinos-con-poder-seductor/455726.shtml).
El estudio llega en pleno proceso de subasta para adjudicar en Cataluña, antes del 30 de octubre, 769 megavatios (MW), el doble de la energía eólica actual en funcionamiento, que supondrán una inversión de al menos 1.000 millones de euros.
Ocho de cada 10 residentes en municipios en los que se ha instalado o se instalará un parque eólico o aerogeneradores son favorables a los mismos.
Destacan los habitantes de Tortosa, área con seis parques eólicos y donde su aceptación es generalizada.
Los más contrarios se encuentran en áreas en las que este tipo de instalaciones están en fase de proyecto y, en especial, en el Alt Empordà, donde hay una intensa campaña contra la energía eólica desde hace años, como sucede en el litoral de Cádiz o en Cantabria.
A la convocatoria del Govern han concurrido 54 solicitudes de 18 grupos empresariales y alianzas, que van desde Gas Natural-Alstom o Comsa Emte-Gamesa hasta Fersa-Aventalia, Acciona, Iberdrola o FCC-Ros Roca.
El poder de seducción de la energía eólica crece cuanto más consolidada está la instalación, según la encuesta.
Entre los ciudadanos que viven en un municipio en el que el parque eólico está en funcionamiento, los favorables llegan al 84% y los totalmente opuestos, apenas al 5%.
Donde está en construcción, los primeros son el 77,6% y los segundos, el 6,6%; mientras que donde el parque eólico está solo autorizado, los partidarios son el 70,6% y los contrarios, el 15,1%.
Por zonas destaca de nuevo el Alt Empordà, donde los habitantes que se oponen totalmente (36,5%) superan a aquellos que lo ven con buenos ojos (32,5%). El único punto que podría decantar la balanza en favor de un lado u otro es que los indiferentes son el 30,9%.
Este diferencial del Empordà es igualmente marcado entre quienes están en contra. Solo en esta comarca se llega casi al 25%, ya que ni en el conjunto de municipios en los que los parques están solo autorizados la media de contrarios alcanza el 10%.
Se da la paradoja de que más del 80% de los encuestados valoran que se fomente la energía eólica, incluidos los del Alt Empordà. Pero la prefieren en otro sitio.
Dos de cada 10 personas consultadas no perciben ningún problema relacionado con la energía eólica. Entre quienes los ven destaca el impacto paisajístico, con el 48% (en el Alt Empordà llega al 68%) y el conflicto entre los aerogeneradores y las aves, con el 13,8%.
El trabajo, realizado por el Gabinet Ceres, se basa en una muestra de 697 encuestas entre enero y febrero pasados, de las que se 362 se hicieron en localidades con parques en servicio, 152 en otras en las que están en construcción y 183 en otras en las que solo están autorizados.
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