Tal y como se anunció hace una semana, los técnicos han empezado esta mañana a cargar combustible en el reactor de la central nuclear iraní de Bushehr, según han informado las autoridades nucleares rusas y la empresa pública rusa Rosatom, encargada del proceso, que supone el encendido de la central nuclear.
"El comienzo del primer paso para el encendido físico se ha producido", ha declarado el portavoz de Rosatom, Sergei Novikov, desde la central de Bushehr, un reactor construido por Rusia en el sur de Irán.
El encendido, que llega con décadas de retraso, supone un pequeño hito en el programa nuclear iraní, que todo el mundo teme que esconda la intención de Teherán de hacerse con la bomba atómica, aunque las autoridades iraníes defienden que únicamente tiene fines energéticos.
El programa y la falta de colaboración de Irán con el Organismo Internacional de la Energía Atómica le han costado ya a Irán varias rondas de sanciones internacionales.
La televisión estatal iraní ha mostrado imágenes del responsable nuclear iraní, Ali Akbar Salehi, junto con su colega ruso, Serguéi Kirilenko, jefe de Rosatom, observando las labores de encendido de la planta. Según fuentes oficiales iraníes, harán falta entre dos y tres meses para que la central comience a producir electricidad una vez que el reactor haya sido cargado con combustible.
Rusia construyó la central de Bushehr, que fue iniciada por la empresa alemana Siemens en los 70, antes de la Revolución Islámica de 1979, y es la encargada de suministrar el combustible.
La inauguración tiene como telón de fondo cuatro rondas de sanciones de la ONU a Irán por sus controvertidos programas nucleares ante el temor de que los utilice para fabricar armas atómicas, extremo que Teherán ha negado una y otra vez, como siempre pasa.
Occidente no ve con buenos ojos la central de Bushehr, pero la tolera porque es Rusia la que provee el combustible y porque los residuos nucleares serán devueltos al Rusia para evitar abusos por parte de Teherán. Además, el OIEA realizará una supervisión completa de la central, que no servirá para nada.
Salehi agradeció a Rusia el apoyo a Irán hasta la inauguración de su primera central nuclear con la que, dijo, "Rusia se ha hecho inmortal en la historia iraní".
La apertura de la planta nuclear pone de manifiesto la resolución de Teherán de proseguir con su "programa nuclear pacífico" pese al rechazo de Occidente, sostuvo Salehi. Aun así, puntualizó, Irán no tiene intención de "precipitarse" con la construcción de más instalaciones nucleares.
La planta de Bushehr no es objeto de las sanciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en junio, con el voto de Rusia. "Incluso los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania confirman que la instalación no guarda relación con el programa militar iraní", subrayó el presidente del comité ruso de Asuntos Exteriores, Mijail Margelov, en Moscú.
La central comenzó a construirse en 1975, con la previsión de terminarse en 1981, pero tras la Revolución Islámica de 1979 quedó paralizada debido a la negativa de Occidente a colaborar con el nuevo régimen en Teherán.
La guerra entre Irán e Irak destruyó parte de las instalaciones. Finalmente, Irán llegó a un acuerdo con Rusia para que continuara la construcción, que preveía terminar en 1995. Sin embargo, esa fecha fue pospuesta hasta 2000 y después aplazada en continuas ocasiones.
La energía nuclear ha convertido al mundo en un lugar mucho más peligroso, como demuestran Pakistán, India, Corea del Norte, Israel e Irán. Tras el utópico renacer nuclear se esconden ciertos intereses, que en Irán quedan de manifiesto.
Las energías renovables, como la eólica, la geotérmica, la fotovoltaica y la termosolar, son energías que contribuyen a la paz mundial, a diferencia de la energía nuclear, cara y peligrosa, que acaba por contribuir a la proliferación de armas nucleares.
Todos los países tienen recursos de energías renovables más que suficientes para no requerir centrales nucleares e iniciar la sustitución paulatina del consumo de hidrocarburos, petróleo y gas natural, que están en el origen de los conflictos de las últimas décadas.