El pasado 1 de julio se abrió el proceso de adjudicación entre las cuatro empresas que aspiran a obtener ese contrato que revolucionará el concepto de transportes urbano.
Tres años después de haber lanzado con éxito el sistema de bicicletas en libre servicio (Vélib), adoptado en muchas otras ciudades, como Barcelona, la alcaldía de París ha decidido reincidir, esta vez, con un servicio de "car sharing eléctrico" denominado Autolib.
Esta nueva aventura pretende colocar 3.000 coches eléctricos en las calles de París dentro de un año. Ese ambicioso proyecto había sido anunciado en 2008 por el alcalde socialista de París, Bertrand Delanoë, en el Salón del Automóvil. La idea había provocado sonrisas e ironías. Pero el auténtico éxito obtenido con Velib terminó por convencer a los más escépticos.
Velib fue copiado por todas las grandes ciudades europeas. El sistema inventado en 2007 consistió en distribuir 20.000 bicicletas de alquiler en 1.600 estaciones en la capital (una cada 300 metros). En poco tiempo, las bicis grises y desangeladas de Vélib se apoderaron de las calles de la ciudad creando, incluso, nuevas modas y códigos de comunicación entre jóvenes y adultos.
Convencido de que los parisienses están dispuestos a probar nuevas formas de desplazamiento urbano, más ecológicas y sostenibles, el socialista Delanoë y sus ediles verdes decidieron repetir la experiencia poniendo a su disposición un automóvil eléctrico de libre servicio.
Así nació Autolib, que funcionará con el mismo principio: unos 3.000 automóviles eléctricos se distribuirán en sitios estratégicos de la ciudad. El servicio costará al usuario apenas 10 euros por hora (el sistema tarifario funcionará por etapas de 30 minutos).
Ese precio es casi insignificante, teniendo en cuenta que un ticket de metro cuesta 1,60 euros. Inspirado en el sistema de Velib, se prevé instalar 2. 700 estaciones de alquiler en París y 300 en los suburbios de la capital que funcionarán día y noche.
Poner en marcha el proyecto no fue fácil, porque los automóviles eléctricos presentaban múltiples problemas: ausencia de modelos de serie, coste elevado de las baterías de litio, escasa autonomía o ausencia de infraestructuras apropiadas para recargar.
Los proyectos de Delanoë se vieron favorecidos por las políticas del gobierno de Nicolas Sarkozy a favor del medio ambiente y por los progresos tecnológicos que permitieron concretar la utopía del coche eléctrico. Al mismo tiempo, las baterías de litio permitieron aumentar la autonomía de esos vehículos eléctricos.
Al primer llamado a concurso respondieron seis candidatos, de los cuales cuatro pasaron a la etapa final de selección:
* ADA (especializada en el alquiler de pequeños vehículos).
* El grupo Bolloré. Se trata del amigo personal de Sarkozy que le prestó su jet personal y su yate "Paloma" para que descansara en la isla de Malta después de ser elegido Presidente en 2007. Vincent Bolloré es fabricante de un vehículo eléctrico que se llama Car Bleu. Además, controla toda la cadena de producción de baterías eléctricas y aspira a quedarse con el litio de Bolivia y Argentina.
* El consorcio Avis-RATP Developpement-SNCF-Vinci Park asocia a la gran compañía de locación de Estados Unidos con la empresa ferroviaria francesa (SNCF) y el mayor administrador de parkings de París (Vinci).
* El VTLIB’ (Véolia transporte urbano, el gran rival de Vinci).
"El hecho de que haya cuatro candidatos importantes es esencial para la credibilidad de nuestro proyecto", explicó Annick Lepetit, adjunta de la secretaría de transportes de la alcaldía de París.
A partir de ahora comenzará un "diálogo competitivo", que consiste en abrir una negociación con los oferentes para discutir cada una de las propuestas y analizar la posibilidad de mejorarlas. La adjudicación definitiva se realizará en fecha que aún no fue definida, aunque debe ser antes de fin de año.
Uno de los temas que se discutirán durante ese "diálogo competitivo" es, precisamente, el precio del alquiler que muchos consideran demasiado elevado. Para despejar esas dudas, antes de poner en marcha la iniciativa, Delanoë encomendó una encuesta entre los habitantes de los 80 municipios de la región suburbana.
"De los cuatro millones de personas que residen en los suburbios, dos millones y medio se declararon dispuestos a utilizar Autolib", aseguran los promotores de la idea. Hasta ahora, 31 municipios se adhirieron al proyecto de París.
Ese interés justifica los esfuerzos de la administración comunal de París, dado que el programa Autolib exigirá una inversión financiera de enormes proporciones: cada columna de recarga eléctrica costará cerca de 50 mil euros (61 mil 100 dólares).
La idea parece tan seductora que el alcalde de Londres, Boris Johnson, anunció que espera ver los primeros resultados de la experiencia de París para copiar la iniciativa. Ese proyecto responde exactamente a la estrategia de Johnson, que aspira a convertir a Londres en la "capital del automóvil eléctrico de Europa".
Los vehículos eléctricos no emiten CO2, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica, y Francia ya lleva instalados más de 4.000 MW eólicos.
Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad a los vehículos eléctricos, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico, y Francia algún día podrá cerrar sus centrales nucleares.
También Italia mira con interés la experiencia. Mercedes acaba de firmar un acuerdo con la empresa energética ENEL por un proyecto experimental destinado a distribuir un centenar de Smart eléctricos entre Roma, Milán y Pisa.
La idea de Autolib, que prevé utilizar 50 por ciento de energías renovables para recargar las baterías de litio, espera obtener un mínimo de 20.000 abonados en el momento de lanzar el proyecto, previsto para fines del año próximo.
Carlos Siula, OEM