Sin ser la energía eléctrica el uso final que mayor energía primaria consume, la estructura de generación resulta paradigmática en el modelo energético de un país. Por ello, si a Vd. le preguntaran si preferiría que la energía eléctrica de España:
• Se generase sin emisiones de CO2 y, por tanto, sin contribuir al cambio climático,
• Se hiciese con recursos autóctonos, evitando las importaciones, la inseguridad de suministro y el impacto en la economía de precios no controlables,
• Y que no pudiese causar catástrofes ni incertidumbre por miles de años,
Seguramente Vd. diría –¿pero es posible?–. La respuesta es: sí, y está en las energías renovables.
Sin embargo, Vd., lógicamente, preguntaría cuánto le va a costar, ya que habrá escuchado comentarios de que son muy caras y están subvencionadas.
Efectivamente, este cambio de modelo energético está siendo apoyado en España con primas a la generación del kWh renovable, pero esos apoyos de 2.600 millones de euros en 2008 fueron, por ejemplo, equivalentes a las ayudas al carbón nacional el año pasado, e infinitamente inferiores, en su valor acumulado hasta la fecha, a la moratoria nuclear, a los CTC’s o a los apoyos públicos a la exploración y distribución de productos petrolíferos.
Por cierto, que también las plantas de cogeneración y otras del régimen especial que consumen gas natural recibieron primas de 1.000 millones en 2008. Las energías renovables emplean a 150.000 personas, habrán evitado en 2009 en nuestro país cerca de 4.000 millones en importaciones de combustibles fósiles, así como emisiones de CO2 por valor de 1.000 millones, las balanzas fiscal y comercial del sector fueron de cerca de 2.000 millones. Otro importante efecto es la reducción que las renovables provocan en el precio del pool y que, según el reciente estudio para APPA realizado por Deloitte, abarataron en cerca de 5.000 millones en el coste de la generación de electricidad nacional en 2008.
España es líder indiscutible en tecnología renovable a nivel mundial, especialmente en termosolar, en un momento en el que todo el mundo se dirige por este camino, abriendo enormes expectativas a la exportación de tecnología. Pero, además, las primas que reciben las renovables dejarán de ser necesarias en pocos años y, como hemos visto, ya están retornando a la sociedad beneficios económicos muy superiores. Por tanto, ¿quién puede seguir manteniendo que son caras porque reciben primas? Al contrario, los incentivos a las renovables son un magnífico negocio para la sociedad.
Las energías renovables son ya una realidad comercial en España, habiendo generado en 2008 más del 20% de la energía eléctrica, por encima del carbón y de la nuclear, y en 2009 habrán estado cerca del 25%.
Exportación estadística
Pero la auténtica oportunidad histórica que las regiones con buen recurso solar no deberían dejar pasar, exigiendo el mayor compromiso posible al Gobierno, es la posibilidad, establecida en una reciente Directiva, de exportación estadística a otros países de la UE. Así, por ejemplo, la energía generada en plantas de Extremadura o Andalucía podría contabilizarse en el cumplimiento de los objetivos de Luxemburgo o Alemania, si estos países financiasen los proyectos o pagasen las primas. De esta forma, se podrían construir más centrales termosolares de las previstas, sin incurrir en extracostes en nuestro sistema eléctrico.
Las regiones del sur de España no fueron favorecidas con la ola de la industrialización y tampoco se puede decir que estén participando, en términos cuantitativos, en la del conocimiento, aunque en ambos casos haya encomiables excepciones. Sin embargo, con el cambio irreversible hacia un modelo energético basado en energías renovables, y más específicamente en tecnologías gestionables como las centrales termosolares, estas regiones podrán experimentar un fuerte impulso en su desarrollo.
Por ello, tienen el legítimo derecho de reclamar que este cambio de modelo energético se produzca con la mayor celeridad, aun sabiendo que muchos intereses creados tratarán de impedirlo. Pero el mundo avanza decididamente por este camino y las energías renovables, además de contribuir a un modelo energético más sostenible, a la seguridad de suministro y a impulsar y hacer menos vulnerable nuestra economía, favorecerán la convergencia en el desarrollo regional en nuestro país.