Nadie puede ser ajeno a nuestro deber de contribuir de forma efectiva a reducir las emisiones de CO2 y eliminar la dependencia de los combustibles fósiles. Y debemos hacerlo hoy, no mañana. Ante la evidencia del cambio climático y la peligrosidad y carácter insostenible del actual modelo energético, no bastan las políticas de gestos y de lavado de conciencia: hay que ser consecuentes, decididos y efectivos.
El gobierno regional ha decidido. El Plan Eólico es una apuesta firme por las energías renovables, concretamente la energía eólica, para iniciar un nuevo modelo de producción y de creación de riqueza diferente al que nos ha llevado a la crisis actual. Detener y atenuar los efectos del cambio climático, a través de reducir las emisiones, es el mayor beneficio medioambiental de la producción eléctrica de base eólica pero no el único, ya que también está libre de otros elementos contaminantes que van unidos a la quema de combustibles fósiles, por ejemplo.
Los impactos asociados a no hacer nada en materia de cambio climático en Cantabria, provocarían una drástica pérdida de diversidad biológica, harían avanzar los procesos de desertificación y erosión…. lo que perjudicaría gravemente a los suelos de las zonas húmedas de montaña, prados y bosques de la región. Además, los fenómenos de calor extremo y el aumento de enfermedades infecciosas, cardiorrespiratorias y alérgicas, deteriorarían nuestra salud y calidad de vida. Hablamos de algo más que el paisaje: hablamos de patrimonio natural y de salud.
La mala noticia es que parte de estos cambios son inevitables, en cierta medida. La buena es que su alcance final dependerá del nivel de concentración de contaminación en la atmósfera en las próximas décadas. Por tanto, la toma de decisiones para la eliminación, mitigación y adaptación al cambio climático está aun en nuestras manos. Entre ellas, especialmente destaca la puesta en marcha de un modelo socioeconómico distinto. Un modelo fundamentado en el impulso y la promoción de las fuentes energéticas renovables, entre las que la energía eólica presenta los mayores niveles de desarrollo tecnológico para dar una respuesta eficaz e inmediata a un desafío que es inaplazable.
El Plan Eólico es imprescindible. Como toda iniciativa ambiciosa y con vocación de cambio, el desarrollo eólico lleva aparejadas transformaciones de nuestro modelo territorial que no pueden obviarse. Por eso, entendemos perfectamente y respetamos , la preocupación mostrada por diferentes colectivos ciudadanos sobre el proyecto. Ahora bien, lo que no podemos aceptar es la manipulación que el PP hace de esa preocupación al servicio de sus propios fines políticos, con una campaña apoyada en la manipulación y la mentira más burda.
Porque los términos en que el PP plantea el debate, tienden a hurtar a la opinión pública un factor determinante, una verdad aplastante: el devastador potencial de transformación del paisaje que conllevaría el cambio climático. ¡Mucho más que el posible y mínimo impacto visual de un aerogenerador. De no reducir nuestras emisiones contaminantes, el aumento del nivel del mar en Cantabria supondría la desaparición del 40% de las playas y la inundación de 23,5 Km2 de zonas bajas. A su vez, nuestras áreas de montaña se verían radicalmente alteradas pues se volverían inhabitables para las especies autóctonas de flora y fauna; y se vería incrementada la intensidad y frecuencia de los incendios forestales lo que aumentaría la pérdida de suelos fértiles . ¿Esto no sería destruir el paisaje?
La instalación de parques eólicos es perfectamente compatible con la preservación del patrimonio natural, paisajístico y cultural. Pero sobre todo, el cambio de energías utilizadas es imprescindible para prevenir la enfermedad a favor de la salud pública. Además, el impulso a la energía eólica por parte del Gobierno de Cantabria, responde a las líneas-guía de la política medioambiental de la Unión Europea, reflejadas en la iniciativa aprobada por los 27 Estados Miembros , para alcanzar el triple objetivo 20-20-20 para el año 2020, es decir: 20% de reducción de consumo energético, 20% de energía procedente de fuentes renovables y 20% de reducción de emisiones de CO2.
Nos encontramos, por tanto, ante un deber de solidaridad intergeneracional que no puede incumplirse al amparo de visiones a corto plazo. Los efectos visuales generados por la instalación de parques eólicos son reversibles completamente y, cuando el desarrollo tecnológico en materia de energía alcance el umbral que los convierta en un recurso superado, su desmantelamiento se puede efectuar y se efectuará con escasos o nulos costes medioambientales. En pocas palabras, preocupados por la salud y por el medio ambiente, muchos estamos dispuestos a pagar un tributo temporal para garantizar ¡ no ya un futuro mejor¡, sino al menos un futuro para quienes vendrán detrás de nosotros.
Máximo Molinuevo, secretario medio ambiente del PSOE-Santander. Raquel Fernández, secretaria de salud y bienestar del PSOE de Santander.
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El consejero recordó que el proyecto diseñado por el Gobierno cántabro implicará una inversión directa, de carácter totalmente privado, de más de 2.300 millones de euros y que va a atraer a Cantabria nuevas industrias que iniciarán su producción en la comunidad.
El Gobierno de Cantabria ha condicionado la participación en el concurso eólico a la presentación de proyectos industriales y de I+D+i en la región. Las empresas que obtengan las concesiones eólicas deberán vincularse al futuro desarrollo industrial de Cantabria.
La respuesta ha sido masiva y ha superado todas las expectativas del Gobierno de Cantabria, incluso "algunas de las más optimistas", indicó el consejero de Industria y Desarrollo Tecnológico, Juan José Sota.
El gobierno cántabro valorará especialmente aquellas ofertas que propongan proyectos industriales de inicio más inmediato, porque se quiere que los proyectos estén en marcha a lo largo de 2010, con el fin de que contribuir a la salida de la crisis y a la creación de un nuevo modelo productivo.
El consejero de Industria subrayó la oportunidad que representa el desarrollo eólico para Cantabria, al suponer una inversión directa e indirecta de 2.300 millones de euros. "El desarrollo eólico va a tener un impacto directo muy beneficioso sobre el tejido industrial de nuestra región", insistió Sota.
De las ofertas presentadas, siete empresas eólicas lo hacen en las siete zonas en las que se ha dividido el mapa eólico de la comunidad autónoma que afectará a sólo el 2% de la superficie total de Cantabria, con un impacto ambiental ínfimo. Las siete empresas son la Corporación EGEON, E.ON Renovables, Enerfín Sociedad de Energía, Gecal/Torres Olvega Industrial, Renovalia Cantabria, Vaircan Renovables y EGL Wind Cantabria. Además otras empresas también se han presentado en una o varias de las zonas, como es el caso de Acciona y Gamesa, fabricantes de aerogeneradores, y Endesa.
El área que suma más peticionarios es la llamada zona ‘A’, que afecta a los municipios de Valderredible (centro y Este) y Valdeprado del Río (Norte y Este). En esa zona se han presentado 38 ofertas, una cifra muy similar a la alcanzada en el área ‘C’ de los municipios de Campoo de Enmedio, Valdeolea y Hermandad de Campoo de Suso. Otras 31 empresas se han presentado a la zona ‘D’, en los términos municipales de Las Rozas, Santiurde de Reinosa, Luena, Molledo y San Miguel de Aguayo.
El consejero advirtió de que Cantabria sigue aumentando la energía eléctrica importada desde otras comunidades autónomas, un dato que en 2008 alcanzó al 65% de la electricidad consumida en Cantabria. El consejero de Industria ha afirmado que lo que en otras comunidades autónomas para el PP está bien, no vale en Cantabria.
Según la CEOE, el desarrollo eólico no perjudicará al turismo. "A mí no me preocupa especialmente el plan eólico en cuanto al perjuicio del sector turístico. Andalucía, con un importantísimo desarrollo de las energías renovables, también ha sido la comunidad que más ha crecido turísticamente en los últimos años. Los molinos no perjudican al turismo, una inadecuada gestión de nuestra política turística en el ámbito internacional, sí".
El desarrollo eólico proyectado por el Gobierno cántabro prevé generar una potencia de unos 1.500 megavatios y propiciar una inversión directa de alrededor de 2.000 millones de euros.
El concurso de parques eólicos, que se convocó en junio, dividió Cantabria en siete zonas susceptibles de acoger parques eólicos. Según el Gobierno, la superficie total apta para ubicar estas instalaciones eólicas sólo supone un 2 por ciento del territorio de Cantabria (10.500 hectáreas), determinada en función de los estudios previos de la Universidad de Cantabria y excluyendo zonas como las amparadas por el Plan de Ordenación del Litoral (POL) y los espacios protegidos, entre otras.
El Ejecutivo defiende el impulso de la energía eólica, no sólo por tratarse de una energía limpia y renovable sin residuos radiactivos ni emisiones de CO2, sino también por las implicaciones económicas y de desarrollo que puede suponer para la región.
La energía eólica se traduce en importantes aportaciones económicas a los municipios donde se implantan los parques, y en generación de empleo especializado en las localidades del entorno y desarrollo del tejido industrial de Cantabria.
Además de las inversiones directas, calculadas en unos 2.000 millones de euros, se calcula que el desarrollo eólico generará inversiones indirectas en el desarrollo industrial de Cantabria y en fomento de I+D+i por importe de otros 1.000 millones de euros.
El Plan Eólico de Cantabria prevé 1.500 megavatios para 2011 y trata de recuperar el tiempo perdido con el Plan Eólico, lo que ha desatado la crítica de algún sector conservador del PP local (que diferencia con el PP de Castilla y León y otras regiones donde el PP gobierna), quizás molesto por no poder gestionar 2.000 millones de euros.
El potencial eólico de Cantabria asciende a un total de 3.500 megavatios, según refleja el ‘Estudio del recurso eólico de Cantabria’. Este informe fue elaborado en septiembre de 2005 por Meteosim S.L., ubicada en el Parque Científico de Barcelona, y su autor principal fue José Vidal Pérez.
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