La empresa eólica Gamesa ha iniciado los trámites para crear 32 miniparques eólicos en la comarca del Alt Empordà. El proyecto permitiría, a partir de finales del año próximo, instalar un nuevo modelo de molino de viento, el más grande y más potente de España (con 4,5 MW de potencia, tendría 120 m de altura y palas de 64 m), con lo que no sería necesario levantar tantos aerogeneradores como en los actuales parques eólicos.
El proyecto presentado plantea colocar miniparques eólicos en grupos de dos molinos de viento cada uno (que suman 9 MW) en 32 municipios de la comarca, de manera que en total se instalarían 288 MW. Esta potencia permitiría generar electricidad equivalente al consumo anual de unas 205.000 familias, calculando un funcionamiento de casi 2.500 horas al año.
El proyecto eólico ha sido bien acogido por los diversos departamentos de la Generalitat afectados, en donde se deberán tramitar las solicitudes. Asimismo, cuenta con un amplio apoyo entre los municipios, según explican los promotores, que, sin embargo, no descartan que algún municipio se descuelgue de esta iniciativa. La previsión es iniciar las obras a finales del año próximo.
"La gran ventajas de este proyecto es que el impacto visual es muy reducido, puesto que en cada municipio sólo habrán dos molinos", señala Cayo Fabra, gerente de la empresa Gamesa en Catalunya, quien muestra un sofisticado vídeo virtual en el que se aprecia la distancia entre los distintos miniparques eólicos. El proyecto prevé el soterramiento de todos los cables eléctricos, de manera que se crearía una red de 110 kilómetros de tendidos subterráneos para unir a los 32 municipios con la subestación eléctrica de Sant Llogaia d´Àlguema.
Los promotores del proyecto se autoimponen el compromiso de asumir importantes restricciones en la ubicación de los aerogeneradores para evitar la imagen de masificación o de concentración excesiva, uno de los argumentos esgrimidos por los sectores que quieren erigirse en defensores del paisaje.
Concretamente, los molinos de viento estarían situados a una distancia mínima de 500 metros de casas o masías habitadas y, además, tendrían una separación de entre 900 y 1.000 metros con respecto a los núcleos urbanos, con lo que se siguen, de esta manera, las recomendaciones del Departament de Política Territorial, que quería que estuvieran lo más alejado posible de las zona habitadas. Además, los parques tendrían una separación mínima entre sí de unos dos kilómetros.
Todas estas limitaciones (que incorporan la exclusión de espacios protegidos en el mapa eólico catalán, las zonas incluidas en la Red Natura 2000 y otras de áreas de servidumbres de infraestructuras, autopistas y demás) hacen que el espacio disponible para colocar estos molinos represente una parte mínima de la superficie de la comarca. "El Alt Empordà tiene 500 km2,y sólo se podrían ubicar los parques en espacios que ocupan un 20% de este territorio", señala Cayo Fabra. Es decir, el 80% de territorio estará vetado a los molinos.
En cambio, los promotores estiman inadecuado ubicarlos en polígonos industriales porque los molinos, disponen de palas de más de 60 metros y no sería conveniente que hubiera ninguna instalación debajo o en sus proximidades por razones lógicas de seguridad.
En las comarcas de Girona ha habido tradicionalmente una fuerte reacción a la creación de instalaciones para la producción o el transporte de energía, hasta el punto de que producen menos del 10% de lo que consumen. El resultado es que su abastecimiento eléctrico tiene que garantizarse con centrales nucleares, térmicas o eólicas procedente del exterior. Ahora, sin embargo, este plan permitiría avanzar en el objetivo de autosuficiencia eléctrica. En algunos pequeños municipios (Terrades, Riumors, Vilamacolum, con menos de 300 habitantes cada uno), la producción eólica anual que se obtendría sería 30 veces superior a su consumo, aunque esta ratio va descendiendo a medida que los municipios son más poblados. Así, en el caso de Figueres (con casi 160.000 habitantes) sus dos molinos supondrían el 10% de la demanda eléctrica.
Gamesa ha optado por promover este proyecto de miniparques eólicos porque esta fórmula permite seguir una tramitación mucho más simple que si los proyectos sumaran más de cinco molinos o 10 MW. Para promover los parques eólicos de mayor tamaño, el nuevo decreto catalán sobre energías renovables – que entrará en vigor este mes de septiembre-determina que la Administración designará zonas para el desarrollo específico de esta actividad y someterá los proyectos que opten a un concurso público. En cambio, los miniparques eólicos tienen menos requerimientos y sus promotores tienen un mayor grado de capacidad para decidir su emplazamiento.
Los promotores son conscientes, asimismo, de que los miniparques eólicos obligarán a elaborar planes especiales o a promover una modificación del planeamiento urbanístico en estos municipios.
Para completar el análisis de todos los impactos, el Departament de Medi Ambient propuso un estudio genérico de toda el área, aunque la empresa considera que este trabajo sería inabordable, por lo que su intención es analizar de forma global varias zonas y que en otras (consideradas más sensibles) se hagan estudios más concretos y puntuales. No obstante, los promotores están convencidos de que esta iniciativa no podrá perjudicar a las aves. De hecho, pese a que la energía eólica lleva ya más de 15 años de implantación, no hay estudios globales conocidos en Catalunya que hayan relacionado la instalación de molinos eólicos con más incidencia de mortalidad de las aves.
Gamesa espera el asentimiento definitivo de los ayuntamiento y confía en que no haya muchos municipios que renuncien a esta implantación, puesto que Red Eléctrica de España impone un número mínimo de megavatios (unos 250 MW) para ser ser conectados en la subestación de Santa Llogaia d´Àlguema, en donde la energía producida se entregaría a la red general.
División de opiniones
Los ayuntamientos partidarios esperan el consenso, pero Salvem l´Empordà lo rechaza pese a decir que apoya la energía limpia
SÍLVIA OLLER | Girona | 19/08/2009 | Actualizada a las 03:31h | Ciudadanos
El plan para construir 32 miniparques eólicos en el Alt Empordà genera un gran debate en Girona y división de opiniones entre los municipios que acogerían los aerogeneradores. Los ayuntamientos partidarios de la implantación eólica esperan el consenso de todos para dar su asentimiento, confían en hallar los mejores emplazamientos y destacan las contrapartidas económicas que tendrían para sus municipios. En cambio. los opositores, localizados sobre todo en sectores del consejo comarcal y la plataforma Salven l´Empordà, invocan el impacto visual de los molinos.
Sin embargo, la mayoría de los ayuntamientos del Alt Empordà (Vila-sacra, Peralada, Torroella de Fluvià, Vilafant, Garrigàs, Ventalló o Terrades, entre otros), se muestran reacios a la hora de expresarse en público. Dicen que están a la espera del resultado de un informe encargado por el consejo comarcal del Alt Empordà al Institut Cerdà de Barcelona. Hasta que no se ultime, no dirán nada. El informe deberá analizar los pros y contras de la presencia de molinos en el territorio, determinar cuál es su mejor emplazamiento y el posible impacto visual que tendrían sobre el paisaje. La previsión es que este documento vea la luz a finales de septiembre y que posteriormente sea analizado por el consejo de alcaldes de la comarca. "Nos gustaría que hubiera consenso, aunque son los ayuntamientos los que tendrán la última palabra", subraya Consol Cantenys, presidenta del consejo comarcal. De hecho, las principales resistencias a los miniparques eólicos se registran en el consejo comarcal, en donde no se ve con demasiados buenos ojos.
A pesar de que todos los municipios afirman que son partidarios de fomentar las energías renovables como la eólica, muchos se muestran cautos en pronunciarse sobre esta cuestión concreta. "Este es un asunto supramunicipal, ya que el impacto de los molinos lo tendrían muchos municipios. Si el estudio determina la necesidad de este parque, deberemos mirar cuál es el mejor emplazamiento para su ubicación", explica el alcalde de Peralada, Pere Torrent. En la misma línea se expresa el de Garrigàs, Josep Masoliver. "Estamos a favor de las energías renovables, pero debemos ver qué impacto tendrán los molinos sobre el territorio", argumenta.
Uno de los consistorios más críticos con el modelo de parque que quiere instalar Gamesa es Figueres, a pesar de que uno de los objetivos del Ayuntamiento es la instalación de un parque eólico antes del año 2011. "Estamos a favor de la energía eólica, pero somos contrarios a este proyecto", explica el concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Figueres, Richard Elelman. Este edil califica de "barbaridad" la ubicación de 64 molinos de tan considerable de altura en el Alt Empordà. "Esto ya no será un miniparque, sino un macroparque", dice. Los polígonos industriales, así como el corredor de infraestructuras formado por la AP-7, la N-II y el AVE serían, a juicio del Ayuntamiento, la mejor ubicación para este proyecto.
También se muestra en contra de este miniparque el municipio de Pont de Molins. "Los aerogeneradores gigantes se verían desde Roses, de modo que el impacto sería brutal" remarca el alcalde Josep Fuentes. El proyecto tampoco cuenta con el visto bueno de la plataforma ciudadana Salvem l´Empordà, quien pronostica daños en la agricultura, el paisaje y el turismo. "La presencia de tantos molinos desperdigados por el territorio tendrá una gran afectación sobre el paisaje, uno de los principales motores del turismo", destaca el portavoz de la plataforma, Eduard Martí. Pese a su oposición, la entidad ecologista dice que apuesta por descentralizar la energía renovable. "La energía producida en un territorio se debe consumir en el mismo territorio", añade.
Los que sí han empezado a mostrar sus cartas a favor de este proyecto, aunque con algunas reservas, son Llers y Pontós. "Este es un tema de valentía municipal. No lo vemos mal, pero quisiéramos que sea con el acuerdo de todos los pueblos", remarca el alcalde de Llers, Carles Fortiana. Por su parte, el Ayuntamiento de Pontós destaca la retribución económica que tendrá la presencia de molinos sobre su territorio. "Supondrá un beneficio de entre 50.000 y 60.000 euros al año, que para un municipio de 270 habitantes será muy positivo", explica su alcalde, Narcís Algam. No obstante, pide que los aerogeneradores se ubiquen en aquellas zonas con menos impacto visual.
Quien también ve con buenos ojos el proyecto es el departamento de Medi Ambient en Girona, aunque con matices. "El criterio de acumular molinos en una zona llana es mejor que ponerlos en la línea de cresta de las montañas, aunque debemos analizar de forma individual su ubicación exacta", apunta el delegado Emili Santos, quien también ve preferible colocar los molinos en el corredor de infraestructuras o en polígonos industriales.
Gamesa, con 33 fábricas y más de 7.000 empleados en Europa, Estados Unidos y China ha construido 120 parques eólicos, que suman 12.864 MW. En Catalunya, ha promovido tres parques y tiene en construcción cuatro más, que totalizan 213 MW.