El bombeo, las ‘superbaterías’ para más energía eólica y fotovoltaica

Las energéticas tienen planes en diferente estado de madurez para construir hasta 40 centrales hidroeléctricas de bombeo con una potencia de 15.000 MW, el triple de las que ya están operativas en el país.
El despliegue masivo de nuevas plantas de energías renovables en España obliga a afrontar retos mayúsculos para la reorganización del sistema eléctrico. La intermitencia de la producción de las dos grandes energías verdes -la eólica y la fotovoltaica- en función de si hay viento y sol obliga a desarrollar un colosal sistema de almacenamiento de energía para poder ir sustituyendo por sólo renovables otras tecnologías de generación como las nucleares o las centrales de gas.
Las energéticas aceleran para poder implantar sistemas de almacenamiento de energía que van más allá de las grandes baterías (cuya madurez tecnológica y escasa expansión aún impiden utilizarlas de manera masiva para guardar la electricidad de eólica y solar para utilizarla cuando es necesaria). Las eléctricas cuentan con una enorme cartera de proyectos para desplegar por toda España centrales hidroeléctricas reversibles, que sirven para poder producir electricidad una y otra vez con la misma agua y que en la práctica se consideran un sistema de almacenamiento, al funcionar también como una ‘superbatería’ para proporcionar luz casi a voluntad cuando se necesita
España cuenta con más de un millar de centrales hidroeléctricas convencionales, en las que el agua se retiene en un embalse, se suelta para producir electricidad y después sigue el cauce del río sin más. Pero también dispone de un puñado de instalaciones cuya tecnología particular está llamada a jugar un papel crucial en el futuro energético del país.

Se trata de las centrales hidroeléctricas reversibles o de bombeo, que por lo general cuentan con dos embalses que se encuentran a diferentes alturas y unidos entre sí por conductos para trasvasar el agua en una suerte de circuito cerrado. Durante las horas de menor demanda de electricidad se bombea el agua desde el embalse inferior hasta el superior y éste la desembalsa y produce electricidad en los momentos de mayor consumo de energía. Así se reaprovecha el agua y la instalación funciona como una ‘superpila’ al poder suministrar electricidad en el momento en que es más necesaria.
Actualmente están operativas en España 21 centrales hidráulicas de bombeo con una potencia conjunta de 5.380 megavatios (MW), repartidos entre unos 3.300 MW de plantas de bombeo puro (en las que es necesario siempre bombear el agua al embalse superior) y unos 2.000 MW de bombeo mixto (que pueden funcionar tanto como una hidroeléctrica convencional como una reversible). Una veintena de instalaciones en marcha que gestionan grandes grupos energéticos como Iberdrola, Endesa, Naturgy, Repsol, Acciona o EDP.

Las eléctricas, además, tienen centrales en proyecto por otros 2.735 MW de potencia y que ya cuentan con el permiso para conectarse a la red de alta tensión y también con instalaciones en proyecto por otros 1.250 MW adicionales para los que han pedido la autorización para enchufarse a la red, según los registros de Red Eléctrica de España (REE), el gestor del sistema eléctrico nacional.
Pero los planes de las grandes eléctricas para impulsar el uso de los embalses como ‘superbaterías’ van mucho más allá. El Ministerio para la Transición Ecológica, comandado aún por la vicepresidenta Teresa Ribera, ha recibido peticiones para realizar el estudio de alcance ambiental de 40 proyectos de centrales de bombeo que suman casi 15.000 MW de potencia en conjunto.

Central hidroeléctrica de bombeo de La Muela, de Iberdrola. / Iberdrola

El estudio de alcance ambiental sirve para determinar la amplitud y el grado de especificación que deberá contener el posterior análisis formal de impacto ambiental. Se trata de un análisis previo que sirve para agilizar la obligatoria declaración de impacto ambiental con que todos los proyectos deben contar para su puesta en marcha. Se busca adelantar trabajo y descartar proyectos que resultan inviables tras un primer estudio previo. No todos los proyectos saldrán adelante, pero confirman el interés de las compañías energéticas por este tipo de almacenamiento hidroeléctrico.

El sector eléctrico ven un potencial colosal para crecer en España. Iberdrola, el principal operador de centrales de bombeo en el mercado español con unos 3.500 MW (cerca de dos tercios de la potencia total de esta tecnología en el país), calcula que hay potencial para construir unos 10.000 MW nuevos de bombeo hasta 2030 a un coste razonable, ya que se conseguirían adaptando centrales ya existentes o conectando varios embalses ya operativos. La inversión supondría unos 8.000 millones de euros, según cálculo de la compañía. Para que esto sea una realidad, añaden, se necesitan mecanismos que retribuyan la capacidad y que fomenten el almacenamiento. Iberdrola, de hecho, cuenta con 3,5 GW en centrales de bombeo, que supone casi dos tercios de todo el sistema de bombeo en España.
La actualización del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), la hoja de ruta verde hasta 2030 elaborada por el Gobierno, contempla que España cuente con una capacidad de almacenamiento de 22.000 MW a final de la década. El objetivo no establece cuotas para los diferentes tipos de tecnologías de almacenamiento, así que es una meta global que se puede conseguir mediante baterías, plantas termoeléctricas o las centrales hidroeléctricas de bombeo.

Aunque no se fija el peso que debe tener cada una de las diferentes tecnologías, el Gobierno ensalza en el propio documento abiertamente las ventajas de las centrales de bombeo y se compromete a promoverlas, especialmente mediante a la conversión de instalaciones hidroeléctricas convencionales ya existentes, con lo que se disminuye la inversión necesaria para aumentar la capacidad de almacenamiento y se limita el impacto ambiental asociado.
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El Ministerio para la Transición Ecológica anticipaba en el nuevo PNIEC su intención de simplificar la tramitación administrativa para nuevas centrales reversibles. El Gobierno ha reformado la ley de aguas para convertir el almacenamiento hidráulico de energía como un uso absolutamente prioritario del agua, sólo por detrás del consumo humano y del riego. Un cambio legal que permitirá acelerar la instalación de estas centrales al darles prefeencia en las nuevas concesiones de agua que se otorguen. Además, el Ministerio de Teresa Ribera se compromete a estudiar la idoneidad de construir centrales de bombeo en todos los embalses de titularidad estatal, tanto los que ya son gestionados por la Administración como los que reviertan a manos del Estado cuando expiren las concesiones en manos de compañías energéticas (una veintena durante la próxima década).

En paralelo, el Gobierno ha aprobado una ampliación urgente de las redes eléctricas del país para evitar la saturación en zonas en que se van a instalar grandes proyectos industriales o megaplantas renovables y de hidrógeno verde. Entre las actuaciones contempladas en la revisión del plan de redes eléctricas se incluyen reforzar las conexiones para allanar la puesta en marcha de cinco centrales hidroeléctricas de bombeo proyectadas por Iberdrola, Endesa, EDP y Magtel.

David Page, amp.epe.es/